El proyecto GiantLeap, respaldado por la Unión Europea, lanzado en 2016, puso fin al desarrollo de un dispositivo «remolque» equipado con combustible de hidrógeno, que tiene la tarea de extender la autonomía de un vehículo eléctrico de transporte público.

Autobuses eléctricos de larga distancia

La primera fase de prueba también acaba de terminar: las celdas de combustible son suministradas por la compañía ElringKlinger, mientras que los autobuses de batería son de la compañía holandesa VDL. A estos se agregó Bosch, que contribuyó desarrollando un convertidor adecuado para el suministro de energía.

Estos dispositivos son útiles para ampliar el rango de acción de los autobuses urbanos y transformarlos en vehículos utilizados para el transporte urbano adicional, lo que les permite cubrir rutas regionales más largas.

El «remolque» garantiza 350 km de autonomía adicional gracias a un sistema de enfriamiento y 4 tanques que almacenan hasta 30 kilos de hidrógeno. El consumo estimado es de 8-10 kilos por cada 100 kilómetros. Según ElringKlinger, toda la arquitectura es capaz de funcionar en cualquier situación o condición de conducción.

GiantLeap, autobuses eléctricos alimentados por hidrógeno